LECTURAS. Gustavo Bueno. ¿Qué es la ciencia?

La respuesta de la teoría del cierre categorial. Ciencia y Filosofía. Pentalfa, Oviedo 1995.

Afrontar el estudio del artículo del profesor Bueno nos exige, en primer término delimitar, siquiera sea de forma aproximada, su posicionamiento filosófico. El profesor Bueno adopta una postura de materialismo filosófico conforme al cual la filosofía sería una suerte de saber de segundo grado inmerso en el presente, es decir, tomaría conceptos de las ciencias categoriales y sobre esos conceptos construiría ideas filosóficas. Ese saber de segundo grado no sería ya el saber acerca del ser y la nada, ni es el saber de las causas primeras, ni sobre Dios, sino que se trataría de un saber que sobre los materiales del mundo dados en las técnicas, en las ciencias y las tecnologías, construirá ideas. La idea filosófica de libertad opera en muchas categorías del mundo, como el concepto de libertad en el ámbito jurídico, los grados de libertad en las matemáticas, la caída libre en física, etc., pues bien, con este enfoque la filosofía partiría de esos diferentes contextos y construiría la idea de libertad en filosofía. Pero las ciencias no se pueden reducir al lenguaje, a meras proposiciones. En realidad, sostendrá el profesor Bueno, las teorías que reducen la ciencia al lenguaje, o a una versión proposicionalista (las ciencias serían proposiciones), dependen de la distinción epistemológica sujeto-objeto, es decir habría un sujeto o un grupo de sujetos que serán los científicos, y un objeto de trabajo, es decir, la distinción sujeto-objeto impide ver una filosofía materialista de las ciencias.

El profesor Bueno diferencia hasta cuatro grupos de teorías gnoseológicas de la ciencia, no tomando como referencia la distinción sujeto-objeto, sino la diferenciación entre materia-forma. En este sentido, una visión positivista de la ciencia por ejemplo descripcionista, de sabor anglosajón, que considera que las ciencias son registro objetivo de hechos, registro objetivo lingüístico de hechos: eso sería la visión positivista de la ciencia que desde su posición se va a rechazar completamente porque las ciencias no son registro de hechos, no son apuntes sobre cosas que suceden en el mundo. Del mismo modo, se rechazará que las ciencias sean una adecuación de las cosas con lo que representan las proposiciones, es decir la ciencia no es un espejo de la realidad. Como vemos se rechazan así los planteamientos más tradicionales de la ciencia desde Aristóteles pasando por Santo Tomás, en cuanto verdad como adecuación entre intelecto y cosa que también es defendido hoy por muchos pensadores. La ciencia, desde una posición adecuacionista vendría a defender la correspondencia entre las proposiciones lingüísticas y la realidad a la que irían referidas, en un contexto que sustantivaría tanto la materia que está dada de por sí, como las proposiciones. Esta visión es rechazada de plano por el materialismo filosófico del profesor Bueno. Por su parte, las teorías teoreticistas como la sociología de Kuhn, o la posición de Popper, consideran que la ciencia está en los libros a través de proposiciones lingüísticas. Por ejemplo, para Popper, una proposición es científica, si es falsable. El que no podamos hablar de ciencia cuando las proposiciones no sean falsables tampoco es aceptado por la teoría del cierre categorial del profesor Bueno. La visión de Popper, por ejemplo, para el profesor Bueno, tampoco revela del todo de los distintivos de lo propio de las ciencias.

Por consiguiente, desde el materialismo filosófico y el cierre categorial se produce un rechazo de las visiones positivistas, adecuacionistas o teoreticistas de la ciencia, adoptando su propia visión, la visión circularista propia del materialismo filosófico.

El profesor Bueno diferencia cuatro sentidos de ciencia. Se hace preciso entenderlos para poder comprender el cierre categorial, la verdad científica y el circularismo entre materia y forma. El primer sentido de la ciencia sería el que considera la ciencia como saber-hacer, se trataría así del sentido más ordinario o más antiguo, y cuyo escenario sería el taller, se tratará de la ciencia del fontanero o del carpintero. Es una visión de la ciencia como una técnica, propia de las técnicas tradicionales. El segundo sentido de ciencia, para el profesor Bueno, será como la costumbre o el hábito de sacar conclusiones derivada de principios; vendría a ser como la visión aristotélica, a partir de unos principios que se derivan de la mente se derivaría una serie de consecuencias, como por ejemplo las matemáticas. Aquí el escenario ya no sería el taller como en el primer sentido de la ciencia, sino que sería la Academia, la Escuela o la Universidad. El tercer sentido de la ciencia es el “yo” propio de ciencia, es la ciencia en sentido estricto cuando nace en los siglos XVII, XVIII y XIX, cuando se produce una confluencia entre lo que es la escuela, lo que es el taller, y lo que serán a partir de ahí los laboratorios. Pero según esta concepción, si bien las ciencias serán lo que se hace en los laboratorios, no será tanto lo que se hace en los papeles, no tanto lo que se deja constancia en el registro proposicionalista de los libros, sino en los laboratorios, es decir, la química del laboratorio, la biología, etc. El cuarto sentido de la ciencia será el propio de las ciencias humanas, como la sociología, la psicología etc.. Aquí, para este materialismo filosófico, ya no se tratará de una ciencia en sentido estricto, pues ya no tendrá escenario, ni taller, ni escuela, ni academia, ni laboratorio.

Para el profesor Bueno las ciencias no se pueden reducir a proposiciones o a teorías, pues las ciencias proceden de técnicas previas; es decir, la geometría procedería de técnicas de agromensura, la aritmética surgiría de técnicas de recuentos, etc. Por ejemplo, la química surge en los siglos XVII-XVIII sobre todo, con Lavoisier cuando se empieza a hablar de elementos químicos en los laboratorios y se empieza a aislar el hidrógeno y el oxígeno etc; ahí surge la química, no antes, pero es que la química también fue precedida de técnicas previas. En este sentido la alquimia o la metalurgia fueron técnicas que acabaron por converger en la ciencia química, y que concluirán en una nueva ciencia cuando se empiecen a definir ciertos elementos de la tabla periódica, cuando los términos de la química sean los términos de la tabla periódica. Como vemos, todas las ciencias proceden de técnicas previas por lo que se puede afirmar que las ciencias serán una fase ulterior de las técnicas. Las técnicas se encontrarán así en la génesis u origen de las ciencias.

Nos dice el profesor Bueno que las ciencias son plurales y asimismo, que son irreductibles unas a otras, porque su procedencia genética es irreductible también, es decir, las técnicas proceden de fuentes distintas. Lo que sí admite es la existencia de intersecciones entre las ciencias pues por ejemplo las matemáticas se usan en la geometría se usan también en la física, etc.; es decir, existen partes de convergencia entre la física y la química, la biología, se habla de bioquímica, en definitiva, existen intersecciones, pero las ciencias son irreductibles; el programa de la Ciencia única del Círculo de Viena o la mathesis universalis es rechazado por Bueno por inviable.

Por consiguiente, con este planteamiento, las ciencias proceden de técnicas previas pero consiguen unos cierres operatorios, unos cierres categoriales en los que los nudos de esos cierres son las verdades entendidas como de identidad sintética. La clave está en cuándo puede decirse que hay ciencia, o cuando puede afirmarse que hay una verdad entendida como identidad sintética. En relación con el teorema de Pitágoras, en el momento en que haya unos cursos operatorios sobre los catetos y sobre la hipotenusa y haya una convergencia, es decir cuando haya esa identidad, en ese momento ya la
geometría no podrá ser considerada una técnica sino que será una ciencia, es decir en ese momento en el que hay ese tipo de nudos y se pueden demostrar esos teoremas, cuando están demostrados.

La geometría empieza en Grecia con Tales de Mileto, en la metafísica presocrática, cuando el primer teorema que se demuestra es que todo triángulo construido o sobre-inscrito en un semicírculo es un triángulo rectángulo; en ese momento Tales lo demuestra y sacrifica cien bueyes, y es precisamente en ese momento cuando empieza la ciencia de la geometría. En esos cierres operatorios, en esas identidades sintéticas, en esos nudos, se puede decir que empieza la geometría como ciencia. Las técnicas previas de agrimensura no eran geometría científica pues no demostraban sus teoremas. En el momento en que Tales de Mileto y los posteriores demuestran sus teoremas, construyen identidades sintéticas, y empiezan a cerrar el campo de la geometría que sería la primera ciencia.

Para el materialismo filosófico y la teoría del cierre categorial del profesor Bueno, las ciencias construyen el mundo, no son una mera aproximación al mismo. De este modo, las morfologías del mundo las construirían las técnicas y las ciencias. Por ejemplo, el fenómeno del aire, o el Sol, no lo construiría la ciencia, pero las ciencias sí construirían sus elementos, por ejemplo en el caso del aire el oxígeno e hidrógeno que hasta hace cuatrocientos años no se conocían, o el helio e hidrógeno en el caso del Sol. Tras su conocimiento, para esta corriente de pensamiento se puede decir que se construye el mundo. En efecto, al conocerse esos elementos puede construirse, por ejemplo, una bomba atómica a través de la tecnología. Es decir, las ciencias, a través de las tecnologías, pueden construir el mundo. Esas tecnologías son las morfologías propias de nuestro mundo.

Ahora bien, es preciso añadir que las morfologías del mundo se van cada vez conociendo más pero nunca se van a agotar, es decir el Sol es incognoscible en sí mismo, porque la materia es inagotable. Las ciencias no agotan el mundo nunca. Vemos esta mesa, y si la observamos con un microscopio veremos átomos, y con un microscopio de mayor alcance otras cosas…. en un camino sin fin. En este camino las ciencias nunca agotarán el campo de la materia que toquen, porque la materia es infinita, tanto en la escala microscópica como en la macroscópica.

El punto central de la teoría del cierre categorial será la verdad entendida como identidad sintética. En las identidades sintéticas hay una suerte de coherencia o de adecuación, no entendida como lo entendía el adecuacionismo, sino como una adecuación de partes con partes en las que se dan ciertas convergencias, dándose relaciones objetivas y una relación necesaria, confluyendo en una identidad sintética.

¿Cómo se puede distinguir entre ciencias, técnicas y tecnologías? Las técnicas serían el conjunto de instituciones humanas orientadas a fines prácticos del tipo moral o político, por ejemplo el hacha de sílex sería propio de las técnicas o la vasija de barro o la bomba atómica; y ¿cuáles serían los fines a los que se orientan las técnicas?, pues no serían sino fines prácticos, es decir, el hacha de sílex se construye con un fin práctico que puede ser pues cazar o la bomba atómica por el poderío hegemónico que representa su posesión. Sin embargo, las ciencias, aun procediendo de las técnicas, organizan su operativa, no con relación a fines prácticos de orden político o moral, sino que las ciencias cierran su categoría en torno a las identidades sintéticas. Esas identidades ya no dependen de fines prácticos. Por último, las tecnologías serían las técnicas pasadas por las ciencias, es decir el hacha de sílex no sería una tecnología, pero si la bomba atómica porque la bomba atómica sí que necesita la física nuclear. Las tecnologías necesitan de las ciencias.

El profesor Bueno diferencia entre ciencias α-operatorias y β-operatorias. Dentro de las primeras habla de ciencias formales y de ciencias naturales. Las formales serían las tipográficas o las ciencias de la mancha de tinta, ciencias de grafos, ciencias escritas en la que los grafos se recogen en los papeles y se construyen identidades sintéticas; por ejemplo habla el profesor Bueno de signos autogóricos como una flecha o un signo matemático de “=”. Aquí nos moveríamos en el ámbito propio de las ciencias de la lógica y las matemáticas. Las ciencias naturales ya no serían unas ciencias de signos o ciencias de grafos o ciencias de mancha de tinta, sino que aquí habría que hablar de una ciencia de objetos y planos inclinados, de células, mitocondrias, etcétera; esto sería lo propio de la biología, las ciencias físicas, la química etc. Dentro de las ciencias β-operatorias estarían las ciencias en las que los objetos ya no son mitocondrias, no se trataría ya de sujetos inertes, sino que aparecerían sujetos operatorios; por ejemplo, la política si fuese una ciencia trata sobre sujetos operatorios, sobre sujetos que actúan y que tienen conducta operatoria, como sucede con la sociología o la psicología. Además estarían las ciencias históricas que ya no construyen sobre operaciones de sujetos sino que construyen sobre reliquias.

El profesor Bueno trata también sobre los fundamentalismos. A este respecto podemos decir que la función más importante de la filosofía de la ciencia es precisamente tratar de evitar los fundamentalismos científicos. Estos vienen a caracterizarse por esencializar una categoría científica invadiendo indebidamente, de algún modo, el resto de categorías. Si yo afirmo que todo es química incurro en un fundamentalismo químico, porque no todo es químico, y lo mismo podríamos decir del fundamentalismo físico o del matemático, entre otros. Pues bien, el materialismo filosófico pretende salvar estos fundamentalismos partiendo de que la génesis de las ciencias es plural y dependen de técnicas distintas, de manera que hay que afirmar que existen además discontinuidades entre las ciencias: el teorema de Pitágoras no se puede demostrar desde la química, por consiguiente, no todo es química.

(1) Una ampliación al materialismo filosófico del profesor Bueno para centrar nuestro análisis: González Gómez, A.: “El materialismo filosófico de Gustavo Bueno como sistema absoluto de la historia de la filosofía”, en Eikasia, Revista de Filosofía, disponible en http://www.revistadefilosofia.org/86-07.pdf; Alvargonzález, D.: “Materialismo gnoseológico y ciencias humanas: problemas y expectativas”, disponible en http://fgbueno.es/med/dig/meta89f.pdf; Hidalgo, A.: “Cierre categorial”, disponible en https://webs.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/C/cierre_categorial.pdf

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