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Breves reflexiones sobre el artículo “Estatuto actual de la filosofía en la teoría del cine”

Fernando Infante del Rosal es profesor del Departamento de Estética e Historia de la Filosofía de la Universidad de Sevilla.

“Estatuto actual de la filosofía en la teoría del cine” fue publicado en eikasía, mayo 2012, pp. 213 ss.

Hoy en día es innegable que existe un interés creciente desde la filosofía académica hacia el cine. No obstante, sorprende comprobar -para el que se adentra en esta disciplina-, que la filosofía se haya interesado, hasta ahora, relativamente poco por esta forma de expresión artística, y fenómeno estético y cultural por antonomasia del siglo XX. Sin embargo esa ha sido la realidad hasta hace relativamente escaso tiempo. Como señala Fernando Infante, incluso los primeros escarceos filosóficos que tuvieron lugar en relación con el cine fueron rápidamente desplazados y abortados en los años sesenta del pasado siglo por la semiótica, en primer término, y por la narratología más tarde. Y sorprende más si cabe, cuando se comprueba que eminentes figuras del pensamiento filosófico como el mismo Wittgenstein, hayan sido cinéfilos confesos. 

La teoría del cine, en la actualidad, en cuanto que pensamiento institucionalizado, como señala Infante, presenta un marcado interés por lo filosófico. En este sentido, autores como Noël Carroll utilizan como herramienta la tradición filosófica para tratar las reflexiones que tienen lugar en el terreno de la teoría del cine por otras materias como la semiótica o el psicoanálisis, es decir, se utiliza la tradición filosófica como herramienta para revelar, refutar o completar las reflexiones efectuadas en el ámbito de la teoría del cine por esas otras disciplinas.

La reflexión cinematográfica desde la filosofía, o la reflexión filosófica sobre el cine es, por tanto, un fenómeno en auge en la actualidad, y una oportunidad de ensanchar y desarrollar el pensamiento filosófico en el presente, y en el futuro sobre una materia del máximo interés. La semiótica y la narratología han sido superadas en el proceso de reflexión sobre el cine como medio expresivo de la mente, quedando relegadas a un segundo plano, y aflorando así definitivamente, y en primera línea, el interés académico de la filosofía por el cine de la mano de autores tan señeros o significativos como Noëll Carroll o Stanley Cavell en Estados Unidos, o de Gilles Deleuze en Europa, entre otros, apareciendo en escena un nuevo enfoque conforme al que la filosofía nos muestra su interés por el análisis crítico de la teoría del cine, es decir, no tanto dirigiéndose al análisis del fenómeno cinematográfico en sí mismo –que también es abordado desde la filosofía-, como al análisis de la reflexión cinematográfica.

La importante vinculación entre filosofía y cine queda patente por la innegable existencia de muchas películas con un fuerte contenido filosófico, resultando significativo comprobar como además, en la actualidad, la investigación sobre la teoría del cine tiene lugar más en las facultades de filosofía que en las facultades de comunicación.

Ahora bien, y dicho lo anterior, debemos añadir que la filosofía no sólo se centra en el análisis crítico de la teoría del cine, sino que asimismo despliega su potencial enfoque reflexivo sobre la obra de arte cinematográfica e incluso sobre la antropología cinematográfica, entre otros aspectos del cine. A la filosofía le interesa formular preguntas sobre las películas, sus mensajes, lo que quiso decir el director o el autor, sobre lo que es el cine, cómo opera, cómo se caracterizan las obras cinematográficas, así como qué puede aportar el cine al espectador, entre otros muchos aspectos. En efecto, el espectador es también objeto de análisis y reflexión filosófica en su relación con la obra cinematográfica. Para Infante, la filosofía recoge una tradición en la que se insertaría la teoría del cine, de suerte que aspectos como pudieran ser los relativos al pensamiento o reflexiones sobre el espectador, por ejemplo, habría que conectarlos con la filosofía del individuo, de la identidad o la conciencia. En el fondo lo que se experimenta en la actualidad es un regreso de la reflexión cinematográfica a la filosofía.

Desde el momento en el que el cine es ilustración fresca del pensamiento, y la filosofía es pensamiento puro, la conexión entre uno y otro fenómeno resulta más que previsible y lógica. Qué duda cabe que las expresiones a través de la imagen y la palabra pueden transmitir más eficazmente, en no pocas ocasiones, que complejas erudiciones desapegadas de lo mundano. Una adecuada lectura del texto fílmico nos pone encima de la mesa la importante capacidad del cine para la enseñanza de la filosofía. No podemos olvidarnos, en este sentido, que las imágenes vienen a ser como una suerte de representación intermedia entre las ideas y las cosas, por lo que su interés, para la filosofía, resulta innegable. En este sentido, la filosofía puede ser entendida como una fuerza creadora, y creadora de conceptos, que no preexisten a su labor. Por su parte, el cine, en lugar de crear conceptos, crea según Infante, «bloques de movimiento/duración»; esto es, no crea conceptos, sino que trabaja con ideas. Los conceptos son productos de la filosofía, no del cine. Las ideas cinematográficas, por su parte, es cierto que en no pocos casos pueden extrapolarse “de” y “a” otros ámbitos, como al de las novelas, pero a veces algunas de éstas ideas son genuinamente cinematográficas y no extrapolables.

Se hace preciso que la filosofía académica reflexione más, y más, sobre el cine y sobre lo que éste significa. No podemos olvidarnos de que el cine es un fenómeno estético y social relevantísimo en el mundo actual, y tampoco de que, como señala Infante, el cine ha generado un “corpus teórico inmenso en el que están en juego la realidad, el conocimiento, la verdad, la cultura, el hombre”, es decir, un caldo de cultivo importantísimo para la reflexión y análisis filosóficos. Si tradicionalmente el pensamiento filosófico se ha adentrado en otros ámbitos artísticos y estéticos, ¿cómo no va a generar interés el cine desde la filosofía? Es una pena que en el pasado reciente se haya desaprovechado la ocasión para penetrar profundamente, desde diferentes corrientes filosóficas, en el fenómeno del cine, pero en la actualidad parece que la sensibilidad agudiza el interés y se observa, afortunadamente, un cambio de tendencia. 

El progreso en esta materia ha de venir desde una lectura crítico-filosófica de la teoría del cine, y ello por cuanto la teoría del cine nació en buena medida en el marco de la tradición filosófica, de la que no puede desprenderse. Por ello, la filosofía debe reflexionar sobre el cine. El que se haya desconsiderado desde el ámbito filosófico la debida atención al cine reclama una autocrítica y un cambio de actitud y tendencia, pues en el cine hacen acto de presencia multitud de aspectos que no pueden dejar de ser objeto de atención, como lo son en otros ámbitos. El tratamiento de la  realidad, de la ficción, del conocimiento, la ingenuidad, la verdad, la falsedad, la violencia, la paz, el amor, el odio, la bondad, la maldad, las virtudes y los defectos,…. en definitiva, en el cine está presente el hombre y la persona, en su completa dimensión, con sus grandezas y sus miserias: la persona en todo su contorno y sus límites, en todas sus situaciones y facetas, con todas sus reacciones y sus vivencias. El cine lo refleja todo, lo corpóreo y lo incorpóreo, lo tangible y lo intangible, lo superficial y lo emocional. Todo está en el cine, el cual acaba por constituir un campo abonado genuinamente a la reflexión y la filosofía.

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