reflexiones sanmartin esplugues

Reflexiones sobre SANMARTÍN ESPLUGUES, J. (2017).

“Vida humana y técnica. ¿Tienen alguna propiedad característica los seres vivos? Reflexiones en torno a la técnica y la evolución cultural”, en Gutiérrez Lombardo, R. y Sanmartín Esplugues, J., eds., Técnica y ser humano. México: Centro de Estudios Filosóficos,
Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, pp. 37-69.

I. Introducción.

El profesor Sanmartín en el artículo “Vida humana y técnica. ¿Tienen alguna propiedad los seres vivos? Reflexiones en torno a la técnica y la evolución cultural”, con una extraordinaria claridad, formula una ácida crítica a los fenómenos del transhumanismo y del posthumanismo, y del imperativo técnico contemporáneo, y su pretensión de liberar al ser humano de unas supuestas carencias, trabas o deficiencias naturales, para pretender acabar logrando, incluso, la inmortalidad 1. El artículo forma parte del libro “Técnica y ser humano” 2, del que son editores el propio profesor Sanmartín y Raúl Gutiérrez Lombardo, en el que se integran toda una serie de artículos de diferentes autores, en los que se abordan cuestiones verdaderamente preocupantes relacionadas con el ser humano, su precariedad y menesterosidad natural, las tecnologías y sus límites, la ciencia, la naturaleza, la cultura o el sentido de la vida de quien vive para la muerte 3. Pero además de ello, y en prácticamente todos los artículos que acaban componiendo el libro, los diferentes autores –y el profesor Sanmartín no es una excepción-, directa o indirectamente, abordan cuestiones nucleares y previas como qué es el ser humano o cuál es el papel que la técnica ha jugado en el proceso de humanización 4.

 

II.- ¿Qué o quién es el ser humano?: una cuestión por resolver.

El profesor Sanmartín repara en que desde la ciencia y la técnica se propugna un nuevo ser humano, liberado de las referidas deficiencias y menesterosidades, al que se llegará a través de una primera fase de transhumanismo, y una ulterior de posthumanismo, pero en el fondo, reflexiona el profesor, cómo es posible que nos encontremos ante ese debate o tesitura de transhumanismo o posthumanismo si no está cerrada la cuestión de ¿qué o quién es el ser humano? y ¿qué es la vida? Realmente el que el hombre se pregunte y se preocupe más por cuestiones utilitarias como las relativas a cómo se usan las cosas, antes que por cuestiones radicales como quienes somos o qué es lo que nos distingue, no deja de ser preocupante 5.

Sobre lo problemático de determinar un criterio claro de distinción del ser humano en relación con los restantes seres, el profesor dedica unas extensas reflexiones a lo largo de su artículo. Repasando el planteamiento convencionalista, el antropológico-teológico, el naturalista o el filosófico, Sanmartín acaba señalando que siguen sin explicarse adecuadamente cuestiones radicales como son, qué o quiénes somos, qué es la vida, y cuál sea el sentido de la misma 6. Avanzando en la cuestión, sus reflexiones le conducen a sostener que son tres las características definitorias de la vida: “la teleonomía 7, las interacciones morfogenéticas autónomas (o al menos con un grado elevado de independencia respecto del medio) e invariancia reproductiva” 8. Ahora bien, si todas estas cualidades son poseídas por el ser humano en la medida en que es un ser vivo, el hombre no sólo tiene carácter teleonómico, sino que es además teleológico, por cuanto tiene y responde a fines, es decir, su proyecto vital no le viene impuesto, sino que es él mismo el que persigue sus objetivos; su vida es un quehacer y un proceso de permanente fusión entre las vivencias del pasado y lo que se quiere hacer en el futuro, en cuanto que ser radicalmente proyectivo. El individuo, el ser humano, se dirige al logro de sus proyectos libremente, intencionalmente, teleológicamente, a un futuro imaginario que persigue a través de su trayectoria vital y sus pretensiones proyectivas. En la búsqueda de ese futuro, al ser humano se le presentan múltiples alternativas entre las que elige, o no, las que considera más idóneas, pues no elegir es también una elección. Además, quien elige es el Yo, pero ¿quién es el Yo?; Sanmartín lo define así: “Es obvio que Yo no soy una cosa, ni tampoco un proyecto vital entendido como haz de actividades. Eso es, en todo caso, mi vida. La vida de mi Yo. Pero Yo no soy mi vida, sino, en todo caso, quien, imaginando el futuro, fija los fines hacia los que deseo orientar mi existencia. Yo vivo imaginando el futuro, deseando devenir esto o lo otro, y seleccionando en el presente qué hacer —o no hacer— para satisfacer mis deseos. Claro es que la circunstancia me pondrá límites, y una cosa es lo que Yo quiera ser y otra lo que acabe siendo. En cualquier caso, la vida humana —así entendida— es un conjunto arborescente de acciones o inacciones a través de las cuales tratan de alcanzarse fines imaginados. Imaginación para fijar fines y libertad para hacer. En suma, por una parte, Yo soy imaginación, que hace que mi vida real sea configurada por lo que aún no es y puede no ser —por la irrealidad en una palabra. Por otra parte, Yo soy la libertad (…) No sé si otros seres vivos son capaces de imaginar. Lo que sí tengo claro es que Yo soy un ser imaginativo. Mi vida es resultado de mi fantasía —en un sentido no peyorativo— como grado superior de la imaginación que inventa y produce y, obviamente, de la imaginación de otros, en interacción con la circunstancia. Es más, ni siquiera me basta con imaginarme. A través de mi identificación con otros —incluso y, sobre todo, con personajes de ficción que no personas— duplico mi vida: mi vida es también la de los otros, sean o no reales. Creo que aquí radica una de las características esenciales del ser humano: su capacidad de simpatizar incluso con quien sabe que no es prima facie real”.

El ser humano presenta un carácter esencialmente distintivo respecto a los demás, y es que materializa un proyecto intencional, siendo un ser radicalmente proyectivo de forma teleológica, respondiendo a fines como escenario vital futuro y, por ende, prima facie irreal, pero que determina su realidad presente. El Yo consiste así en imaginación, pero también en libertad, pues el sujeto es libre de elegir los itinerarios que considere oportunos.

Así como los animales viven psíquicamente en las cosas de una forma extática, es decir, fuera de sí, satisfaciendo sus necesidades básicas de tipo biológico y viviendo anclados física y psíquicamente en su entorno, el hombre no es extático, sino ínsito. El hombre puede dejar en un segundo plano la atención a sus necesidades básicas y centrarse en su interior, ensimismarse y objetivar las cosas, siendo tal ensimismamiento y objetivación “elementos claves del Yo” 9 .

Ya Ortega se había referido a que el hombre no tiene hecho ya su ser y, “quiera o no, tiene que hacerse a sí mismo, autofabricarse”. Ese autofabricarse no implica, en cualquier caso, un hacerse caprichosamente, sino que debe responder a un programa o proyecto de vida, trascendiendo a la mera supervivencia, y orientándose a un bienestar. A estos efectos la técnica es fundamental: la misma permite que el hombre pueda ocuparse precisamente de hacerse a sí mismo, de hacer su ser, de autofabricarse. El hombre, en definitiva, a diferencia de los otros seres naturales, “es un puro programa, no una realidad acabada” 10 .

Por consiguiente, y a título recapitulativo, las notas caracterizadoras del ser humano van a ser su imaginación 11 y su libertad 12, que se apoyan en la capacidad de ensimismamiento para abstraerse de los estímulos básicos y ser así capaz de, objetivando el mundo, de elegir su propia trayectoria vital como tarea fundamental del Yo.

 

III.- Cultura y técnica.

La cultura enmarca las actividades espirituales de la persona, así como todas las manifestaciones psicofísicas de ésta, y ejerce una innegable influencia en su actuación.Además, el hombre, con su capacidad de ensimismamiento y de objetivación, abstraído de sus necesidades básicas a la que atienden los restantes animales, puede ya no ser él quien tenga que adaptarse a la naturaleza –como hacen los restantes animales- sino que será capaz de cambiar incluso el entorno natural, provocando que sea dicho entorno el que se adapte a él. Ese proceso de cambio del entorno, y ese proceso merced al cual es el entorno el que se adapta al hombre, supone la producción de una realidad antes inexistente en la misma forma, y ese tipo de producción es la que se alcanza mediante la técnica enmarcada en el ámbito cultural 13. Por consiguiente, mediante la técnica, el ser humano interviene en el medio natural creando un supra-entorno constitutivo de una nueva realidad en el que se integran obras, herramientas y máquinas, físicas y sociales, y al que el ser humano se ha ido adaptando, humanizándose. La injerencia del ser humano en el medio natural es, y ha sido, brutal, de suerte que en ocasiones lo ha destruido, reducido, neutralizado u optimizado, dependiendo de cuales han ido siendo sus intereses en cada momento 14.

El profesor SANMARTIN no comparte el criterio de Ortega acerca de que la felicidad y bienestar hayan sido proporcionados por la cultura y, en concreto, por la técnica sin ningún tipo de desventajas 15. Siendo cierto que el ser humano quiere vivir bien, es también cierto que la cultura, y la técnica, le ha permitido superar sus límites biológicos en un entorno natural en no pocas ocasiones hostil. De esta suerte, es cierto que los medios técnicos han ido interponiéndose entre el hombre y la naturaleza para facilitar al primero su supervivencia, de manera que, como señala SANMARTIN, “El ser humano, en suma, no se sirve de la técnica; vive en la técnica, es un ser técnico” 16, pero esta realidad no es inocua sino que está plagada de riesgos.

El hombre, merced a esa capacidad de ensimismamiento y de objetivación del mundo, es capaz de interrogarse sobre el porqué y el cómo de las cosas que constituyen su entorno, y lo hace con un propósito y con una finalidad interventora. La ciencia analiza, busca el conocimiento, y logra el poder 17 . Partiendo del conocimiento, los seres humanos pueden controlar técnicamente el medio, y acto seguido actuar para erradicar lo que hace menesteroso al hombre, y una vez satisfechas las necesidades biológicas básicas, en esa línea de ensimismamiento y objetivación, el ser humano pretende satisfacer lo aparentemente superfluo, pero realmente necesario para él 18.

 

IV.- Sobre los riesgos.

Como se ha dicho, el hombre vive en la técnica, es un ser técnico, y a lo largo de la historia ha interpuesto la técnica entre él y la naturaleza para sobrevivir e ir satisfaciendo sus necesidades básicas y superfluas –aunque a la postre también necesarias-, pero ello ha ido parejo al fluir de no pocos riesgos y amenazas. Una tecnificación sin medida ni control, sin prudencia y sin responsabilidad, expone al medio natural a gravísimos riesgos. Amenazas como: 1) la destrucción del propio entorno con toda la problemática que ello conlleva 19 , 2) una percepción distorsionada del entorno natural como ámbito exclusivo de catástrofes, minusvalorando la riqueza del medio, 3) la extralimitación en la utilización de técnicas y artefactos convirtiendo la vida en algo artificioso, 4) la radical “economización” del medio ambiente, utilizando parámetros económicos y dejando en un segundo plano la realidad natural y sus verdaderas exigencias, 5) los riesgos derivados para el medio natural de la maximización del placer en el ser humano, a costa de sacrificar el medio natural por mor de técnicas absolutamente artificiosas, o en definitiva, 6) la maximización del imperativo técnico (“cuanto técnicamente pueda hacerse, ¡hágase!”), pueden acabar por poner en riesgo nuestro planeta impidiéndose la preservación de la vida para las generaciones futuras 20 . En este punto es donde autores como H. JONAS han puesto especial énfasis. JONAS criticó la ciencia moderna y la tecnología por su exagerado poder transformador alcanzado a través de la tecnociencia. Siendo cierto que la técnica y la ciencia desempeñan un innegable papel beneficioso para la humanidad y sus designios, los riesgos que una exasperación sin control de lo tecnológico puede conllevar impone que los seres humanos deben actuar humilde y prudentemente en relación con ello. En efecto, es evidente que el poder del ser humano a través de la tecnología sin límites ni control, implica un enorme poder, y al mismo tiempo unos gravísimos riesgos y amenazas sobre la naturaleza, que imponen una ética de la responsabilidad a fin de garantizar una adecuada preservación del planeta para las generaciones futuras 21.

 

V.- Conclusiones.

Los excesos, como señala SANMARTIN, resultan contraproducentes. No cabe por ello propugnar como deseable un crecimiento desaforado y fuera de todo límite y control del placer o del bienestar, merced a la técnica, y a cualquier precio. No es admisible un imperativo técnico sin contemplar éticamente la intervención en el medio, por lo que se impone el principio de responsabilidad. Pretender que todo es posible con tal de erradicar el carácter menesteroso del ser humano y conducirle por la senda del placer y del bienestar, sin mirar las consecuencias, supone un gravísimo atentado contra el deber moral y ético de preservar nuestro planeta para que la vida siga siendo posible y que las generaciones futuras puedan disfrutar del mismo 22. La felicidad no puede pretenderse por ello a través de un sacrificio tecnológico sin control, ni medida, del medio. La felicidad, ética y moralmente aceptable, solo puede pretenderse a través de una vida guiada por un proyecto vital dotado de sentido humano, con una vida digna, en la que la simpatía y el respeto por los congéneres, presentes y futuros, ocupe una posición fundamental, y para ello, la técnica no puede ser entendida como un medio que, a cualquier precio, erradique toda suerte de necesidades presentes, sean éstas del tipo que sean, y sin evaluar las consecuencias del modo de intervención 23.

1. Dice el profesor SANMARTIN: “Ahora, nos abruman con sus promesas los posthumanistas. Ya no se trata de mejorar la especie humana, sino de ir más allá de ella, pues, ¿para qué preocuparnos de mejorar el callejón sin salida que es el Homo sapiens sapiens cuando podemos construir, gracias a la confluencia entre las tecnologías genéticas, la nanotecnología y las tecnologías de la información y comunicación (TIC) un ser que no sólo estará libre de enfermedades, sino que podrá vivir siglos e, incluso, librarse de la misma muerte?”, Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: “Vida humana y Técnica. ¿Tienen alguna propiedad característica los seres vivos? Reflexiones en torno a la técnica y la evolución cultural”, en Técnica y ser humano, Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, México D.F., 2017, p. 39.

2. SANMARTIN ESPLUGUES, J.-GUTIERREZ LOMBARDO, R.: Técnica y ser humano, Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, México D.F., 2017.

3. El profesor Sanmartín nos señala que es difícilmente comprensible el pretender superar las deficiencias o discapacidades humanas “yendo más allá de lo humano”, y por otra parte, apunta a la necesidad de que, con relación a las soluciones a adoptar para conjurar tales menesterosidades, sea preciso abrir los correspondientes debates éticos y no limitarse a adoptar soluciones científico-técnicas sin previa reflexión ética, añadiendo que “Pero la ética no es sólo la hermana menor del desarrollo humano; con frecuencia, desde ciertos ámbitos científicos o técnicos —y, no se olvide, políticos— es vista como una impertinente molestia”. Para Sanmartín, considerar que fenómenos naturales como el envejecimiento y la muerte puedan ser “deficiencias” a las que corregir desde la ciencia y la técnica, prometiéndose casi la inmortalidad, implica de suyo la promesa de “un nuevo ser humano (o más allá de lo humano) en un nuevo Paraíso: una Arcadia científico-técnica”. Vid. SANMARTIN ESLPUGUES, J.: Vida humana…, op.cit., p. 38.

4. En realidad, como señala el autor, la preocupación desde la filosofía por el hombre, o por el ser humano, no es un fenómeno reciente, sino que ha sido objeto de tratamiento desde hace más de dos mil años. No obstante, la pregunta metafísica por el ser humano y por su lugar en el cosmos se intensificó en el pensamiento de la primera mitad del s. XX. Y es lo cierto que, no habiéndose encontrado todavía respuestas definitivas al fenómeno, hoy siguen barruntando en el pensamiento filosófico contemporáneo, una y otra vez, cuestiones como qué es la vida, qué es el ser humano, o qué es el Yo, y al respecto, planteamientos de lo más variopintos, desde el naturalismo extremo, a la identificación del Yo con mi cerebro, pasando por quienes propugnan la figura de un nuevo hombre aupado por los avances de la técnica y liberado de sus defectos -deficiencias y trabas que lo han hecho menesteroso-, conforman un conglomerado de planteamientos que lo que dejan claro, sin lugar a dudas, es que el problema de qué es el ser humano, y de qué es la vida, no han sido, en modo alguno, resueltos hasta el momento. Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: “Vida humana y Técnica. ¿Tienen alguna propiedad característica los seres vivos? Reflexiones en torno a la técnica y la evolución cultural”, en Técnica y ser humano, Op.cit., p. 37-38.

5.SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, Op.cit., p. 39-40.

6.SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, Op.cit., p. 41-42.

7.El carácter teleonómico de los seres vivos implica que como entes naturales incorporan un proyecto de vida que les es propio.

8.Lo que significa que recibe sus prescripciones de otro ente vivo estructuralmente idéntico. Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, Op.cit., p. 45.

9.SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, op.cit., p.49-50.

10.ORTEGA Y GASSET, J.: Meditación de la técnica, Alianza Editorial, Madrid, 2004, p. 17. Vid. DIEGUEZ LUCENA, A.: “La filosofía de la técnica de Ortega como guía para la acción. Una comparación con Heidegger”, en Revista Internacional de Tecnología, Conocimiento y Sociedad, V.2, nº 1, Madrid, 2013, p.76.

11. El profesor SANMARTIN llega a decir que una de las características más esenciales del ser humano es su capacidad de simpatizar incluso con quien sabe que no es prima facie real. Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, Op.cit., p. 48.

12. “Yo soy la libertad, mediante la que elijo una trayectoria vital que, también libremente, puedo decidir abandonar en un momento dado, volviendo sobre mis pasos o saltando a otra trayectoria”. Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, op.cit., p. 48.

13. Ortega dirá al respecto que gracias a la técnica el hombre es capaz de crear una sobrenaturaleza, “no con el objetivo de adaptarse mejor al medio, sino de adaptar el medio a él”. Vid. al respecto DIEGUEZ LUCENA, A.: “La filosofía de la técnica de Ortega como guía para la acción. Una comparación con Heidegger”, en Revista Internacional de Tecnología, Conocimiento y Sociedad, V.2, nº 1, Madrid, 2013, p. 75. En relación con la sobrenaturaleza Vid. ORTEGA Y GASSET, J.: Meditación de la técnica, Alianza Editorial, Madrid, 2004, p. 1, 8, 32.

14. Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, op.cit., p. 51-53.

15. Ortega es contundente al respecto en Meditación de la Técnica: “La reforma de la naturaleza o técnica, como todo cambio o mutación, es un movimiento con sus dos términos, a quo y ad quem. El término a quo es la naturaleza, según está ahí. Para modificarla hay que fijar el otro término, hacia el cual se la va a conformar. Este término ad quem es el programa vital del hombre. ¿Cómo llamaríamos al logro pleno de éste? Evidentemente, bienestar del hombre, felicidad. He aquí que con ello cerramos el rizo de todas las consideraciones hechas en las anteriores lecciones”. Vid. ORTEGA Y GASSET, J.: Meditación de la técnica, Alianza Editorial, Madrid, 2004, p. 19.

16. El profesor SANMARTIN en su trabajo “La modestia de querer ser una ciencia” dijo al respecto: “Recuérdese que no habría humanidad sin técnica, de ahí que la intervención técnica en la realidad sea tan vieja como el propio ser humano. Dicho de otro modo, la primera intervención técnica en la realidad marcó la hora cero de la humanidad en sentido estricto”. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: “La modestia de querer ser una ciencia”, en La Filosofía desde la Ciencia, SANMARTIN ESPLUGES-GUTIERREZ LOMBARDO edts., CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS, POLÍTICOS Y SOCIALES VICENTE LOMBARDO TOLEDANO, México D.F., 2014, p. 2. Sobre el hombre como un ser técnico, ya Ortega lo había manifestado expresamente como refiere ALFREDO MARCOS: “También en filosofía de la técnica hizo Ortega aportaciones originales. Algunos de sus textos, como Meditación de la técnica (1939) y El mito del hombre allende la técnica (1952), constituyen aun hoy día, junto con las páginas de Heidegger tituladas La pregunta por la técnica (1953), uno de los pilares clásicos de la disciplina. Ortega sitúa la técnica en ellos como un rasgo antropológico básico y definitorio: “El hombre, en una medida creciente, es un ser técnico”. Tanto la reflexión sobre la ciencia como sobre la técnica están enmarcadas en una preocupación filosófica constante por la modernidad y su superación”. Vid. MARCOS, A.: “La filosofía de la ciencia en España durante el siglo XX”, en Eikasia, Revista de Filosofía, p.183. De hecho, en el pasaje inicial de esa obra lo afirma de modo categórico con estas palabras: “Sin la técnica el hombre no existiría ni habría existido nunca”, Vid. ORTEGA Y GASSET, J.: Meditación…Op.cit., p. 1. Con remisión también a Ortega Vid. a DIEGUEZ LUCENA cuando señala que éste, en Meditación de la técnica, sostendrá que la técnica al mismo tiempo que constituye un elemento central en el devenir de la humanización, es un rasgo específico y constitutivo del ser humano, merced al cual el hombre está abierto a nuevas posibilidades en su proyecto vital. Vid. DIEGUEZ LUCENA, A.: “La filosofía de la técnica de Ortega como guía para la acción. Una comparación con Heidegger”, en Revista Internacional de Tecnología, Conocimiento y Sociedad, V.2, nº 1, Madrid, 2013, p. 75.

17. Al respecto señala BUNGE “En resumen, la ciencia es valiosa como herramienta para domar la naturaleza y remodelar la sociedad; es valiosa en sí misma, como clave para la inteligencia del mundo y del yo; y es eficaz en el enriquecimiento, la disciplina y la liberación de nuestra mente”. Vid. BUNGE, M.: La ciencia. Su método y su filosofía, Edit. Laetoni, 2012, p. 23. Para ORTEGA “el propósito de la ciencia no es el conocimiento, sino hacer posible la técnica”, de suerte que llega a denominar a la física «técnica de las técnicas”. Vid. al respecto DIEGUEZ LUCENA, A.: “La filosofía de la técnica de Ortega como guía para la acción. Una comparación con Heidegger”, en Revista Internacional de Tecnología, Conocimiento y Sociedad, V.2, nº 1, Madrid, 2013, p. 74.

18. Ortega dirá al respecto que para el hombre “solo es necesario lo objetivamente superfluo», de manera que la técnica no va dirigida principalmente a la satisfacción de las necesidades básicas (para lo que están los meros instintos animales) sino precisamente para satisfacer esas necesidades objetivamente superfluas que dan sentido y permiten hablar de una vida “humana”. Vid. ORTEGA Y GASSET, J.: Meditación…, op.cit., p. 10. Señala SANMARTIN que “El ser humano quizá sea el único ser vivo que convierte lo superfluo en necesario, entendiendo por superfluo cuanto no es necesario para garantizar la supervivencia biológica de la especie. La cultura y, más exactamente, la técnica crea todo un mundo de elementos artificiales —entre ellos ocupan un lugar muy importante los de índole artística— que llegan a constituirse en claves para una existencia verdaderamente humana. Para una existencia, suele decirse, “digna”: digna de ser vivida. Imagen, música, danza, novela, comedia, drama, tragedia, … ficciones que nos hacen vivir mejor —incluso, siguiendo con mi anterior vía de argumentación: que nos hacen vivir al sugerirnos fines a los que el Yo dirige nuestro qué-hacer, orienta nuestra vida como proyecto”. Vid. SANMARTIN ESPLUGES, J.: Vida humana…op.cit., p. 54., y en otro momento señala que “Es a esa otra vida, que no tiene nada o, al menos, poco que ver con nuestra conducta como seres vivos para sostenernos en la naturaleza, a esa vida que convierte lo innecesario en esencial no para nuestro estar, sino para nuestro estar-bien, a la que llamamos “vida humana”. Ortega y Gasset (1939) considera en este punto que las expresiones “vida humana” y “bienestar” son sinónimas. De manera que el bienestar deviene, entonces, en la necesidad de las necesidades, la necesidad fundamental en la que, en suma, consiste la felicidad”. Op.cit., p. 55. En efecto, ORTEGA afirma lo siguiente: “el empeño del hombre por vivir, por estar en el mundo, es inseparable de su empeño en estar bien. Más aún: que vida significa para él no simple estar, sino bienestar, y que sólo siente como necesidades las condiciones objetivas del estar, porque éste, a su vez, es supuesto del bienestar”. Vid. ORTEGA Y GASSET, J.: Meditación…, op.cit., p. 9.

19. Recordemos que BUNGE señaló que “La ciencia es útil: porque busca la verdad, la ciencia es eficaz en la provisión de herramientas para el bien y para el mal (…) Es cosa de los técnicos emplear el conocimiento científico con fines prácticos, y los políticos son los responsables de que la ciencia y la tecnología se empleen en beneficio de la humanidad. Los científicos pueden, a lo sumo, aconsejar acerca de cómo puede hacerse uso racional, eficaz y bueno de la ciencia”. Vid. BUNGE, M.: Op.cit., p. 22.

20. Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, op.cit., p. 40, 55-56.

21. JONAS, H.: Vid. El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, Ed. Herder, Barcelona, 1995.

22. Como señala JONAS, la naturaleza es enormemente vulnerable a la intervención tecnológica del hombre, de manera que es una realidad innegable que toda la biosfera del planeta se encuentra en peligro de destrucción. Naturaleza humana y extrahumana están así en peligro permanente por lo que la responsabilidad humana al respecto es indiscutible. Vid. JONAS, H.: Op.cit. p. 32-33.

23. Vid. SANMARTIN ESPLUGUES, J.: Vida humana…, op.cit., p. 57-58.

Bibliografía

  • BUNGE, M.: La ciencia. Su método y su filosofía, Edit. Laetoni, 2012.
  • DIEGUEZ LUCENA, A.: “La filosofía de la técnica de Ortega como guía para la acción. Una comparación con Heidegger”, en Revista Internacional de Tecnología, Conocimiento y Sociedad, V.2, nº 1, Madrid, 2013.
  • JONAS, H.: Vid. El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, Ed. Herder, Barcelona, 1995.
  • MARCOS, A.: “La filosofía de la ciencia en España durante el siglo XX”, en Eikasia, Revista de Filosofía, nº 63, marzo de 2015.
  • ORTEGA Y GASSET, J.: Meditación de la técnica, Alianza Editorial, Madrid, 2004.
  • SANMARTIN ESPLUGUES, J.: “La modestia de querer ser una ciencia”, en La Filosofía desde la Ciencia, SANMARTIN ESPLUGUES-GUTIERREZ LOMBARDO edts., CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS, POLÍTICOS Y SOCIALES VICENTE LOMBARDO TOLEDANO, México D.F., 2014.
  • SANMARTIN ESPLUGUES, J.: “Vida humana y Técnica. ¿Tienen alguna propiedad característica los seres vivos? Reflexiones en torno a la técnica y la evolución cultural”, en Técnica y ser humano, Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, México D.F., 2017.
No Comments

Post A Comment